Tengo el Síndrome de Estocolmo - Serie Petro Hígado
Aunque no quisiera ser una piedra agitadora de éste lago de poca tranquilidad. Cuyo efecto en el espejo de agua es más bien una onda más, perdida entre los inumerables picos de esas energías disipadas en el lago. Digo que tengo el síndrome de Estocolmo puesto que cada vez que voy a reclamar alguna injusticia termino asintiendo con la cabeza y comprendiendo la inéptitud de la gente que tienen para afrontar la primer oleada de quejas, siento alguna afinidad hacia quienes se encargan de adelgazar las filas de áquellos, cómo yo, que saben que no es justo lo prometido contra lo obtenido.
Quitándole paja (teniendo en cuenta cuál fué nuestra definición de paja)... me caga la sensación de cuando vas a pelearte con pendejos de Telcel y sales con las manos vacías, o llenas... de promesas, y te dices a tí mismo... PENDEJO, viniste a: NADA. Putísima lamendehuevos de mierda... culero el puto día que se te ocurrió anexarte a los millones de pendejos que pagan un plan en TELCEL, llenando de más putos dolares al pinche Slim culero, ¿Qué me importa que sea tan lanudo que el ventanero del Gates? no creo que se ése dinero se invierta en México...
simplemente no lo veo, ya que compra pendejadas teléfonicas en Italia, y no se ha hecho mucho por ampliar el servicio en éste... nuestro jodido país pseudodesarrollado, enfermo de populismo amarillo.
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